APUNTES MÍNIMOS PARA UNA RESPUESTA NECESARIA
"Ninguna
riqueza es inocente"
Eduardo
Galeano
Todos conocemos el monstruo de extraer riquezas y repartir
miserias que representa la Empresa Ledesma SAII para nuestro territorio.
Actualmente, ningún científico social honesto ignora que es una empresa
contaminante, terrateniente, explotadora y genocida. Pero no podemos caer en el
error de creerla estúpida: no podemos subestimar la capacidad de crear
hegemonía de una empresa que logró, por más de 36 años, imponer sobre nuestro
pueblo un manto de impunidad a sus crímenes de Lesa Humanidad, y continúa
siendo hasta el día de hoy el actor más poderoso del bloque de clases
dominantes que hegemonizan el gobierno de la Provincia de Jujuy. Quién lo haga,
peca de ilusión de inocencia.
Ledesma posee grandes intelectuales a su servicio, un
ejército de tecnócratas diestros en el arte de la explotación. Algunos de ellos
son de carácter orgánico, otros, ocasionales. Éste es uno de los núcleos
fuertes de su poder, el cual se puso en cuestionamiento con la presentación
realizada ante el Consejo Académico de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales.
Si Carlos Pedro Blaquier busca como objetivo limpiar su
nombre de las manchas de sangre ajena trabajadora que supura a cada paso,
obviamente, Ledesma iba a enredarlo todo: con la confusión discursiva intenta
tejer el ovillo de su poder. Sin embargo, pueden deshilacharse las redes de su
discurso. No es difícil. El libro está en internet; la dirección es www.ledesmacentenario.com.ar Ahí lo podrán ver.
La estrategia editorial fue la siguiente: publicar un
libro con la historia de Ledesma, científicamente avalado por historiadores de
reconocida e “incuestionable” trayectoria, donde se deje en claro que son infundadas
las acusaciones de la Noche del Apagón y la responsabilidad de la empresa en
crímenes de Lesa Humanidad. Para ello, contrató algunos mercenarios del
discurso y se dio una táctica de división del trabajo intelectual casi
perfecta: unos investigan y realizan una redacción inicial, otros realizan la
redacción final, estos últimos eximen de las responsabilidades a los primeros,
pero al mismo tiempo, afirman no alterar nada significativo de la producción de
las investigaciones iníciales, citando fuentes reconocidas por el campo
científico y avaladas por el ámbito académico: toda una adaptación de las ideas
de Adam Smith aplicadas a la industria cultural, sumadas a una causalidad
circular de responsabilidades que confunde. Queremos
creer que eso sucedió con quienes nos acusan de "marcartistas" y
"fascistas" por repudiar a mercenarios como Gustavo Paz.
Por confusión o forzando las interpretaciones, puede presumirse que Gustavo Paz "no es autor del
libro ni de ninguno de los capítulos", como lo afirma el Prof. Federico
Kindgard en un mail de su autoría con fecha 30 de Agosto de 2012. La
táctica editorial de Ledesma puede comprenderse, realizando una respuesta a los
argumentos en defensa de Gustavo Paz allí presentados por Federico. (Se
recomienda la lectura de dicho mail, y puede encontrarse una copia del mismo al
final de este escrito)
Al iniciar
su mail, Kindgard se refiere a la existencia de una "moción
'estudiantil'", donde entrecomilla la palabra "estudiantil"
¿Qué está queriendo significar con eso? ¿Qué no somos los estudiantes capaces
de presentar por nuestros propios medios argumentos ante Consejo Académico?
¿Qué sólo somos títeres de algún maléfico sector docente? Su expresión,
lejos de ofender, decepciona: los estudiantes esperamos algo más que
subestimación de parte de nuestros docentes, puesto que somos un producto de su
propia capacidad profesional. No hay sólo un grupo de docentes detrás de
nuestros argumentos, sino toda una institución educativa pública: el conocimiento,
las ideas, pertenecen a toda la humanidad, puesto que la práctica histórica y
constante es su origen. Nuestros argumentos son un producto social de
nuestro pueblo, un pueblo que es el principal sostén económico de nuestra
posibilidad de aprender. A ellos nos debemos, y esa es la causa de nuestra
obstinación en poner todo lo que sabemos a su servicio.
Siguiendo con el mail, Federico pide que, quienes vayan a
votar en Consejo, "lo hagan sobre fundamentos más sólidos que la
'confianza' en la información que brindan los promotores de la medida". Lamentamos
no poder satisfacer las expectativas de todos, pero tratamos de ser lo más
sólidos posibles en nuestras argumentaciones, las cuales seguimos sosteniendo,
puesto que la crítica franca, directa y democrática constituyen nuestro orgullo
como estudiantes. Es por ellos que nunca pedimos confianza en nuestros
argumentos, sino objetividad y honestidad en el análisis crítico de nuestro
pedido.
Más
adelante se afirma que "El libro fue escrito en su totalidad por Matteo
Goretti" y que "el libro no tiene ni coautoría ni los capítulos de
los libros tienen redactores independientes". Estas expresiones
constituyen una falacia, puesto que el libro de Ledesma, como el propio libro
lo afirma, es el producto final de un escrito colectivo: Matteo
Goratti, en representación de la Fundación Ceppa (que nada tiene que ver con
nuestra CEPA) se encargó de la coordinación de la obra y la redacción
final, la redacción inicial estuvo a cargo de Fernando Rocchi y Gustavo Paz
(capítulo 1), José Martini (presentación y capítulo 2 y 3) y Matteo Goretti
(presentación, capítulo 3 y epílogo), con la contribución de Fernando
Santillán. En la recopilación de material para la obra y la investigación sobre
la que se basa intervinieron muchas personas. Fernando Rochi y Gustavo Paz
dirigieron a un grupo de graduados que trabajó durante meses en archivos
públicos y de la firma (textual).
Más adelante,
en la página 244 del libro de Ledesma, se afirma que "sobre la
base de los documentos iníciales, considerablemente más extensos que lo
publicado, Matteo Goretti escribió la versión final que se incorporó al libro
con el propósito de unificar criterios y estilos-, sin alterar los argumentos y
las conclusiones presentes en los textos originarios. Fernando Rocchi y José
Martini hicieron la lectura y correcciones finales. La corrección estuvo a
cargo de Mónica Urrestarazu"
Federico omite hacer referencia a estos párrafos, y los resume afirmando que
Gustavo Paz sólo realizó "un informe que sirvió de insumo para la
redacción del capítulo 1". Kindgard fuerza las interpretaciones para
poder afirmar que nuestro pedido se basa en "una atribución falsa de
autoría". ¿Cómo puede afirmar eso si los créditos del mismo libro lo
desmienten? ¿Cuál es su fundamento? ¿La "confianza en abstracto" en
la honestidad de Gustavo Paz? ¿Con qué intenciones realiza esto? ¿Busca tendencializar
la opinión de los demás Consejeros Académicos o no leyó por completo los
créditos? ¿Por qué lo hace?
Ledesma,
cauta a la hora de editar, agrega al inicio del libro (como bien lo indica
Kindgard en su mail) un texto de "agradecimientos" que, para evitar
interpretaciones falseadas, a continuación copiamos en su totalidad: "El
editor y los integrantes del equipo de trabajo agradecen a todos quienes
colaboraron en la recopilación de información. Que no se los mencione
individualmente se debe a su gran número y al temor de las inevitables
omisiones, pero ello no disminuye su importancia; sin su ayuda, no hubiese sido
posible publicar este libro. Como es obvio, la responsabilidad de cualquier
error no les corresponde"
Síntesis: en los
agradecimientos se afirma que "la responsabilidad de cualquier error no
les corresponde" (a los investigadores iniciales) y al final del
libro, en los créditos, se afirma que la redacción final se hizo "sin
alterar los argumentos y las conclusiones presentes en los textos originarios".
Esta contradicción representa la esencia de la táctica editorial de Ledesma:
nadie es responsable de lo allí expresado, o lo son todos. Nosotros nos
inclinamos por esta segunda opción, puesto que es imposible que nadie sea
responsable de lo expresado en una producción "científica".
Ante esta
lectura, queda clara la responsabilidad de Paz en el material editado por
Ledesma, así nombremos a dicha participación como autoría, redacción inicial,
colaboración, o como queramos llamarla: el problema es tan sólo semántico. Lo
concreto, y grave, es lo objetivo: Paz, entre otros, vendió su pluma al
servicio de los intereses de una de las empresas genocidas más grandes del
país, falseando la realidad con las afirmaciones del producto final, las cuales
avala con su nombre, el de la UBA y el del CONICET. La misma responsabilidad
les cabe a los demás investigadores involucrados.
Kindgard, además, hace en sintético recorrido por la
trayectoria intelectual de Gustavo Paz, concluyendo que "lo mostraron
en un compromiso y un interés por los sectores populares y sus luchas contra el
latifundio". Los trabajos citados sólo profundizan las responsabilidades
de Paz: no puede aducir ignorancia, es decir, sabía lo que representa la
Empresa Ledesma antes de ponerse a su servicio, conociendo perfectamente la
estructura del latifundio y su historia en nuestra provincia. Un
investigador de esa trayectoria resulta ser el aval académico ideal para
limpiar la imagen de la Empresa.
Para no ser nosotros mismos víctimas de las redes del
discurso propuesta por Ledesma, ¿por qué no explica públicamente la situación
el propio Gustavo Paz? ¿Por qué no advirtió, hasta el momento de nuestra
presentación, el "error" en la edición del libro? ¿Gustavo Paz nunca
leyó, desde el 2007 hasta la fecha, lo que había publicado una empresa como
Ledesma utilizando su nombre? Esperamos sinceramente sus respuestas,
reiterando nuestra invitación a participar el próximo 11 de septiembre de la
Sesión Abierta del Consejo Académico de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales.
Hasta el día de la fecha, la única declaración pública de
Paz la conocemos gracias al mail de Kindgard, que afirma que "en
comunicación con la gente de la unidad de historia regional, Gustavo Paz aclaró
verbalmente que efectivamente no tiene nada que ver con ese párrafo, y que la
redacción final del capítulo no les fue consultada ni tuvieron participación
alguna en ella." Nuestro análisis demuestra lo contrario. En el
hipotético caso de que la empresa tergiversó a Paz ¿porqué nunca lo denunció o
aclaró públicamente?. Continúa el mail: "aclaró también que aceptó el
trabajo sólo después de consultarlo con varios historiadores de Jujuy y del NOA
y que la idea fue poder acceder a los archivos de la empresa que de otro modo
están siempre vedados, es decir que tampoco la decisión fue individual y
oportunista, sino consultada y en cierto modo acordada con terceros, que tampoco
abrigan ningún deseo de encubrir la responsabilidad de la empres en la noche
del apagón."
Tal vez en esa consulta previa, y el hecho de que el Libro
de Ledesma cita entre sus fuentes varios textos de autores pertenecientes a
dicha Unidad, radique el motivo de la colérica reacción ante nuestra
presentación. Además de, obviamente, desconocer esa consulta previa, creemos
que el solo hecho de figurar entre las fuentes citadas no conlleva
responsabilidad alguna, muy por el contrario de las mentiras históricas de las
que termina siendo cómplice Gustavo Paz. Por ello reiteramos que nuestra
presentación nunca constituyó un ataque a la Unidad de Investigación en su
conjunto, a quienes nunca adjudicamos ningún tipo de intención de encubrir la
responsabilidad de Ledesma en la Noche del Apagón, sino que nuestro planteo es
solamente ante las actuaciones de Paz y su presencia en nuestra facultad.
En
referencia a la "amenaza de escrache", la nota ante consejo no refiere
en ninguna de sus líneas a la realización de escraches, por lo que dicha acusación
se basa en supuestos infundados. Sin embargo, Kindgard afirma que los escraches
son pertinentes cuando el implicado "cuenta con impunidad por la
protección judicial o estatal o ambas". Le recordamos que entre los
organizadores principales de la actividad en la que se debía presentar
Gustavo paz, se encontraba el Gobierno de la Provincia de Jujuy y la
Secretaría de Turismo y Cultura de la Provincia de Jujuy. Esta última,
según consta en su sitio web oficial, hasta el día de la fecha cuenta con la
presencia del Dr. Jorge Noceti como su titular. Según el diario Página 12
del día 2 de Agosto del 2011, el Dr. Noceti es "socio del estudio que
patrocina a Ledesma". Si analizamos eso en relación al contexto de
citaciones a indagatorias de Carlos Pedro Blaquier, y su avanzada ideológica,
evidentemente propagandística, realizada a raíz de ello y de su responsabilidad
en cuatro muertes durante un desalojo de tierras recuperadas por los compañeros
de la CCC el año pasado, evidencian que no es casual la pretendida presencia de
Gustavo Paz en las instalaciones de nuestra Facultad. El Gobierno de la
Provincia, el Dr. Noceti, y Gustavo Paz representan las patas política,
legal y teórica de la impunidad que busca perpetuar Ledesma SAII y Carlos Pedro
Blaquier.
La expresión en la que Kindgard afirma que "suena
aun más injusto que se lo haga cargo sin darle el menor derecho a aclarar las
cosas de defender los intereses de Ledesma" es absolutamente
innecesaria: antes de la fecha de publicación de su mail, ya era de público
conocimiento que Gustavo Paz está invitado a realizar su descargo, el próximo
11 de Agosto, según lo resuelto por la Comisión del Consejo Académico de la
FHyCS.
Finalmente, Federico cierra su mail criticando a un
"conjunto de estudiantes y docentes que participan en el gobierno de la
Facultad". No sabemos de quienes habla. Por nuestra parte,
aclaramos una vez más que la CEPA posee tan sólo un Consejero Académico, que es
política y económicamente independiente tanto del decanato como del rectorado,
representando una tercera posición que lucha por construir una universidad autónoma,
científica, democrática y al servicio del pueblo, la Universidad del Pueblo
Liberado, defendiendo siempre la educación pública y gratuita, enfrentando en
las aulas, los pasillos y las calles la opresión imperialista y la propiedad
latifundista de la tierra, los dos principales soportes de la dependencia y el
atraso en el desarrollo de nuestra patria. Es por ello que, para nosotros,
es central la discusión de qué tipo de profesionales forma nuestra facultad y
al servicio de qué intereses. Federico Kindgard asegura que nuestra acción “se
parece mucho más a una práctica fascista, macartista, y no a una acción de
resistencia”. Según Kindgard, el signo de un escrache se invierte cuando se aplica
contra alguien que no “cuenta con
impunidad por la protección judicial o estatal o ambas". Si el
accionar mercenario de Paz se lleva a cabo bajo el amparo del Estado Provincial
y el Dr. Noceti, letrado vinculado a la empresa Ledesma, para aquellos que, como
la CEPA, desde una posición independiente, lo denunciamos a pesar de los
ataques recibidos ¿se invierte también el signo de la expresión que nos
cataloga de “fascistas y macartistas”?
Ledesma es un
monstruo poderoso, acostumbrado a dar golpes bajos. Pagar mercenarios y
utilizar a nuestros investigadores no es una maniobra que debiera extrañarnos,
porque es parte de su genialidad maligna. El resultado: nos peleamos entre
nosotros, mientras la empresa genocida lava su azúcar amarga en las aguas de
nuestras diferencias. No confundamos a nuestro enemigo, ni lo subestimemos: Carlos Pedro Blaquier, junto a otros criminales
de su misma calaña, comanda el timón de la empresa Ledesma SAII y es quien
dirige los destinos de nuestra provincia hacia los rincones más profundos de la
opresión. Gustavo Paz es sólo uno de los sicarios intelectuales a su servicio.
¿Es posible escribir otra historia de Ledesma, donde no se
maquillen la explotación, la sangre ni la tortura, cumpliendo el debido
homenaje que se merecen nuestras víctimas? ¿Es posible escribir una historia
que desnude la dependencia y el latifundio que actualmente hunden en la miseria
a nuestro pueblo?
Nosotros creemos que si, y con ese objetivo
reafirmamos la justeza de nuestra lucha, retomando las banderas de nuestros
próceres revolucionarios, como San Martín, Belgrano, Moreno y Castelli, con el
fin de terminar con las tareas de nuestra independencia que quedaron
inconclusas. No queremos quedar atados a las redes del discurso dominante. Por eso trabajamos para que toda
nuestra acción sea un grito de guerra contra el latifundio y el imperialismo.
Juan Pablo Alba
Consejero Académico Estudiantil
Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA)
MAIL DE FEDERICO KINDGARD (SE RECOMIENDA SU LECTURA):
Compañeros, les escribo porque me enteré con sorpresa que algunos
consejeros de nuestra lista estaban dispuestos a votar en favor de la
moción "estudiantil" de declarar persona no grata al Dr. Gustavo Paz.
Tal declaración implica una sanción muy grave, así que espero que
quienes piensen apoyarla lo hagan sobre fundamentos más sólidos que la
"confianza" en la información que brindan los promotores de la medida.
No es difícil. El libro está en internet; la dirección es www.ledesmacentenario.com.ar Ahí podrán ver:
1) Gustavo Paz no es autor del libro ni de ninguno de los capítulos. El libro fue escrito en su totalidad por Matteo Goretti.
2) En la página inicial se puede leer que se agradece a quienes colaboraron y se les quita responsabilidad por el contenido del libro, cuya redacción es íntegramente realizada por Goretti
3) En el último capítulo se agradece a Gustavo Paz y Fernando Rocchi, quienes fueron contratados para realizar un trabajo de archivo en los archivos de la empresa, tarea que realizaron dirigiendo a un equipo de alumnos, y el resultado de este trabajo de archivo fue preparado como un informe que sirvió de insumo para la redacción del capítulo 1. Sin embargo está claro que la redacción final del capítulo estuvo enteramente a cargo de Goretti, que figura como único autor del libro, el libro no tiene ni coautoría ni los capítulos de los libros tienen redactores independientes.
Resumiendo, se acusa a Gustavo Paz de ser autor de un escrito del que no es autor, y en base a eso se pretende declararlo persona no grata.
Hasta aquí puse lo que se puede inferir exclusivamente de la lectura del libro en cuestión. Ahora quiero agregar otras consideraciones que aunque no se pueden inferir directamente de la lectura del libro creo que deben tenerse en cuenta.
Gustavo Paz es un historiador especializado sobretodo en temas del siglo XIX, supongo que su participación en el trabajo de archivo se refirió a la primera parte de la historia del ingenio. Como especialista en el siglo XIX, su principal tema de investigación es el de la constitución de la propiedad de la tierra en nuestra provincia y las luchas y procesos de resistencia de las poblaciones campesinas contra el latifundio. De las luchas de los campesinos indígenas puneños en Quera y Abra de la Cruz, de la desarticulación de las comunidades indígenas y las tierras que les pertenecían por parte del estado provincial y el surgimiento del sistema latifundista ulterior en base al desconocimiento de los derechos de las comunidades indígenas, de las luchas de la independencia en el NOA entendidas en términos sociales y no solamente de series de acontecimientos. Todo eso, si bien son temas alejados de la actualidad, lo mostraron en un compromiso y un interés por los sectores populares y sus luchas contra el latifundio, con lo cual suena aun más injusto que se lo haga cargo sin darle el menor derecho a aclarar las cosas de defender los intereses de Ledesma, el principal latifundio de la provincia. Valga decir que, aunque referidos a una historia relativamente remota, sus artículos sobre la historia de la propiedad de la tierra -junto a los artículos de otros historiadores, como los de Gaby Sica o Sandra Sanchez, y otros- son un valioso aporte a la hora de argumentar en favor de los derechos reclamados actualmente por las comunidades de la puna y la quebrada.
Finalmente, en comunicación con la gente de la unidad de historia regional, Gustavo Paz aclaró verbalmente que efectivamente no tiene nada que ver con ese párrafo, y que la redacción final del capítulo no les fue consultada ni tuvieron participación alguna en ella. Aclaró también que aceptó el trabajo sólo después de consultarlo con varios historiadores de Jujuy y del NOA y que la idea fue poder acceder a los archivos de la empresa que de otro modo están siempre vedados, es decir que tampoco la decisión fue individual y oportunista, sino consultada y en cierto modo acordada con terceros, que tampoco abrigan ningún deseo de encubrir la responsabilidad de la empres en la noche del apagón.
Por todo ello, creo que el voto tiene que ser de rechazo a la pretensión de declararlo persona no grata, y en todo caso el de tender los puentes para que el acusado (más bien calumniado) tenga la oportunidad de aclarar su participación en el libro.
Párrafo aparte me merece la movida que se armó. Se le llamó “sicario intelectual de Ledesma” y aparentemente se preparaba un escrache. Desde ya me parece que el escrache cambia totalmente de signo cuando su destinatario es una persona firmemente sospechada de haber participado en delitos gravísimos, y que cuenta con impunidad por la protección judicial o estatal o ambas y cuando su destinatario es una persona cualquiera sin ningún tipo de protección. En el primer caso, y llevado a cabo por las personas que buscaron inútilmente justicia durante años en nuestro país, el escrache se convirtió en símbolo de resistencia. En el segundo caso, dirigido contra una persona indefensa, no acusada de ningún delito, y sin protección de ningún tipo, y llevado adelante por un conjunto de estudiantes y docentes que participan en el gobierno de la Facultad, se parece mucho más a una práctica fascista, macartista, y no a una acción de resistencia. ¡Todo esto en base a una atribución falsa de autoría! Saludos a todos. Federico.
1) Gustavo Paz no es autor del libro ni de ninguno de los capítulos. El libro fue escrito en su totalidad por Matteo Goretti.
2) En la página inicial se puede leer que se agradece a quienes colaboraron y se les quita responsabilidad por el contenido del libro, cuya redacción es íntegramente realizada por Goretti
3) En el último capítulo se agradece a Gustavo Paz y Fernando Rocchi, quienes fueron contratados para realizar un trabajo de archivo en los archivos de la empresa, tarea que realizaron dirigiendo a un equipo de alumnos, y el resultado de este trabajo de archivo fue preparado como un informe que sirvió de insumo para la redacción del capítulo 1. Sin embargo está claro que la redacción final del capítulo estuvo enteramente a cargo de Goretti, que figura como único autor del libro, el libro no tiene ni coautoría ni los capítulos de los libros tienen redactores independientes.
Resumiendo, se acusa a Gustavo Paz de ser autor de un escrito del que no es autor, y en base a eso se pretende declararlo persona no grata.
Hasta aquí puse lo que se puede inferir exclusivamente de la lectura del libro en cuestión. Ahora quiero agregar otras consideraciones que aunque no se pueden inferir directamente de la lectura del libro creo que deben tenerse en cuenta.
Gustavo Paz es un historiador especializado sobretodo en temas del siglo XIX, supongo que su participación en el trabajo de archivo se refirió a la primera parte de la historia del ingenio. Como especialista en el siglo XIX, su principal tema de investigación es el de la constitución de la propiedad de la tierra en nuestra provincia y las luchas y procesos de resistencia de las poblaciones campesinas contra el latifundio. De las luchas de los campesinos indígenas puneños en Quera y Abra de la Cruz, de la desarticulación de las comunidades indígenas y las tierras que les pertenecían por parte del estado provincial y el surgimiento del sistema latifundista ulterior en base al desconocimiento de los derechos de las comunidades indígenas, de las luchas de la independencia en el NOA entendidas en términos sociales y no solamente de series de acontecimientos. Todo eso, si bien son temas alejados de la actualidad, lo mostraron en un compromiso y un interés por los sectores populares y sus luchas contra el latifundio, con lo cual suena aun más injusto que se lo haga cargo sin darle el menor derecho a aclarar las cosas de defender los intereses de Ledesma, el principal latifundio de la provincia. Valga decir que, aunque referidos a una historia relativamente remota, sus artículos sobre la historia de la propiedad de la tierra -junto a los artículos de otros historiadores, como los de Gaby Sica o Sandra Sanchez, y otros- son un valioso aporte a la hora de argumentar en favor de los derechos reclamados actualmente por las comunidades de la puna y la quebrada.
Finalmente, en comunicación con la gente de la unidad de historia regional, Gustavo Paz aclaró verbalmente que efectivamente no tiene nada que ver con ese párrafo, y que la redacción final del capítulo no les fue consultada ni tuvieron participación alguna en ella. Aclaró también que aceptó el trabajo sólo después de consultarlo con varios historiadores de Jujuy y del NOA y que la idea fue poder acceder a los archivos de la empresa que de otro modo están siempre vedados, es decir que tampoco la decisión fue individual y oportunista, sino consultada y en cierto modo acordada con terceros, que tampoco abrigan ningún deseo de encubrir la responsabilidad de la empres en la noche del apagón.
Por todo ello, creo que el voto tiene que ser de rechazo a la pretensión de declararlo persona no grata, y en todo caso el de tender los puentes para que el acusado (más bien calumniado) tenga la oportunidad de aclarar su participación en el libro.
Párrafo aparte me merece la movida que se armó. Se le llamó “sicario intelectual de Ledesma” y aparentemente se preparaba un escrache. Desde ya me parece que el escrache cambia totalmente de signo cuando su destinatario es una persona firmemente sospechada de haber participado en delitos gravísimos, y que cuenta con impunidad por la protección judicial o estatal o ambas y cuando su destinatario es una persona cualquiera sin ningún tipo de protección. En el primer caso, y llevado a cabo por las personas que buscaron inútilmente justicia durante años en nuestro país, el escrache se convirtió en símbolo de resistencia. En el segundo caso, dirigido contra una persona indefensa, no acusada de ningún delito, y sin protección de ningún tipo, y llevado adelante por un conjunto de estudiantes y docentes que participan en el gobierno de la Facultad, se parece mucho más a una práctica fascista, macartista, y no a una acción de resistencia. ¡Todo esto en base a una atribución falsa de autoría! Saludos a todos. Federico.