La salud que nos enferma
“Las malas actitudes de las mujeres se han equiparado a las de los hombres porque hay una mayor permisividad social”, así tituló el periódico digital “Jujuy al Día” una entrevista publicada el día Lunes 29 de Mayo, realizada a “el especialista de la Unidad de Salud Mental del Hospital Pablo Soria, Rafael Calderón, al ser consultado (…) sobre la situación actual que denotaría que las mujeres están imitando las ‘malas costumbres’ que anteriormente eran más recurrentes en los hombres”. Horas pasadas, la referida nota fue “descolgada” del medio. Igualmente, en los buscadores de Internet puede encontrarse exactamente la misma nota, con el mismo título, publicada en el sitio “El Escrito Digital” (puede leerse en http://www.elescrito.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=861:las-malas-actitudes-de-las-mujeres-se-han-equiparado-a-las-de-los-hombres-porque-hay-una-mayor-permisividad-social&catid=42:salud)
En el menú de la nota, se ofrece al consumo del público exquisitas frases, saborizadas con ideas de las más conservadoras, retrógradas, superficiales y machistas formas de formas de pensar: “malas costumbres, como el consumo de alcohol y drogas, la promiscuidad”, “las mujeres se equilibran a los hombres en la realización de malas actividades”, “ya no es escandaloso que lo hagan las mujeres también”, entre otras.
En cuanto a la concepción de salud-enfermedad y constitución del psiquismo del sujeto, la ideología opresiva está servida en la mesa: Calderón afirma, y Jujuy al Día reproduce, que este tipo de acciones “son propias del ser humano desde que existe como tal”, mitificando lo real: se oculta que los seres humanos somos una construcción social, progresivamente construida a través de la historia y, por lo tanto, susceptible de ser modificada. Entendiendo a la salud mental como la capacidad de lectura crítica de la realidad, de identificación de sus contradicciones y enfrentamiento activo para su transformación a través de un proceso dialéctico, el pensamiento explicitado en la publicación de Jujuy al día resulta eternizante de las diferencias sociales y relaciones de clase, reproduciendo las actuales estructuras de dominación.
Otro ingrediente, útil para la legitimación de un orden social arcaico y cristalizado, es la naturalización de lo social, mecanismo sobre el que se asienta el discurso de la nota al afirmar que “tanto hombres como mujeres tienen punciones sexuales, agresivas y pueden tener deseos de realizar malas actividades, a pesar de las moralidad”. Contemplando la posibilidad de que el término “punciones” se deba a un error técnico y no conceptual, al hablar de las “pulsiones” como factores determinantes de la conducta humana, se busca biologizar sus causas, naturalizar la conducta humana como genéticamente determinada, lo que imposibilita su modificación. Tampoco se explica a que “valores morales” refiere el entrevistado: ¿los suyos? ¿los del periodista? ¿los del dueño del medio? ¿los del lector? ¿los de todos nosotros, significativamente diferentes? Con este tipo de prácticas, el periodismo está en el horno: mostrando la realidad la oculta, informando desinforma, criticando enferma.
La cereza del postre: los anuncios que figuran a la derecha de la nota, que acompañada por una foto del referido especialista, “contextualizan” a los auspiciantes de esta opresiva, discriminatoria e insalubre manera de significar el mundo: Cuzca accesorios (“para mujeres que saben mimarse”), Municipalidad de San Salvador de Jujuy, Ministerio de Salud de la Provincia de Jujuy, Consejo Deliberante de San Salvador de Jujuy, Mario Fiad Diputado Nacional y Municipalidad de Yala: algunos de los administradores de un restorán donde, lo que se cocina, resulta ser un cóctel embriagador para los sectores populares sedientos de un cambio social.
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